Juana tiene treinta y tantos, entraría en el grupo de lo que se suele considerar una "buena persona" que lleva una "vida normal".
Es apreciada en su grupo de amigas donde pasa bastante desapercibida. Suelen hacer viajes, pero como no se lleva bien con las nuevas tecnologías deja al resto del grupo la elección de destinos, vuelos, actividades, etc. En general, es tolerante pero protesta si el viaje es caro.
Trabaja como administrativo, hace lo que se le dice correctamente, sin grandes esfuerzos y poco interés en cualquier promoción. Suele comentar que no le gusta mandar.
Tiene pareja y dos hijos. En la familia, también tiene una actitud conformista. Se suele sentir cansada y no saber muy bien que decisiones tomar. Por ello, delega en su pareja la gestión económica de la casa, cuestiones de intendencia y crianza de los hijos. Aunque muestra su parecer en algunas cuestiones, como la ubicación de su piso junto al de sus padres para que los abuelos puedan llevar a los niños al colegio.
Como Juana tiene una salud delicada, con frecuencia va al médico y recibe diferentes tratamientos incluidos masajes y acupultura.
Algunas personas muestran unas capacidades y recursos bastante limitados que inspiran cierta tendencia a recibir ayuda y comprensión. Se podría pensar que tienen poco poder en sus relaciones y en los grupos a los que pertenecen.
Sin embargo, justamente "la incapacidad" pone en cierto modo a su servicio a las personas que les rodean, amigas, pareja, padres. Se podría decir que su pasividad es la fuente de su poder. De esta forma, consiguen desarrollar su vida con un esfuerzo limitado. A cambio, pagan el precio de tener que adaptarse en algunas ocasiones a situaciones que no habrían elegido.
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