La oxitocina es una hormona asociada a las contracciones del útero durante el parto y la eyección de leche en la lactancia. Además de estas funciones, como neurotransmisor, en el ser humano participa en circuitos neuronales que regulan las relaciones madre-hijo, pareja y relaciones sociales. Su función consistiría en la generación de confianza y cercanía emocional, incluso intimidad. Paralelamente, inhibiría, o atenuaría, los aspectos de amenaza y rivalidad presentes en las relaciones. De esta forma, facilitaría el establecimiento y mantenimiento de estas relaciones (puedes encontrar una breve revisión en mi artículo que se indica en las referencias).
Este amplio abanico de funciones de la oxitocina ya se encuentra presente en los reptiles. En este grupo de animales, el comportamiento sexual y la conducta reproductora se encuentra regulada por la vasotocina. La vasotocina es la precursora de la oxitocina y la vasopresina en los mamíferos. De hecho, estas moléculas sólo se diferencian en un aminoácido y los genes responsables de su síntesis se encuentran muy cercanos en un mismo cromosoma. En los primeros vertebrados, hace unos 500 millones de años, ya se debía encontrar presente un precursor de estas moléculas.
Así, la inyección de vasotocina en el cerebro de ranas y lagartos desencadena conductas como la producción de “cantos” de cortejo y, si se les da la oportunidad, el apareamiento con hembras. Por otra parte, la concentración de vasotocina en sangre de las tortugas que vuelven a la playa a realizar la puesta de huevos, empieza a aumentar cuando llega a la playa, sigue subiendo su concentración al cavar el hoyo y alcanza el máximo durante el desove. Posteriormente, disminuye al tapar el hoyo y vuelve a la normalidad al regresar al mar.
Intentando reescribir la historia, la vasotocina presente en los reptiles regulaba la conducta sexual y reproductora. Los mamíferos, que descienden de los reptiles, “aprovecharon” a la sucesora de la vasotocina, la oxitocina, para mantener algunas de sus funciones y asociarle otras nuevas (este proceso se llama “exaptación”).
Se mantuvo su participación en la conducta sexual, por ejemplo, en la excitación sexual y experimentación del orgasmo. También en la reproducción, como facilitación de las contracciones del parto (puede, en cierto modo, equivaler al desove de la tortuga) y la eyección de la leche en la lactancia.
Las nuevas funciones estarían incluidas en el área relacional. Probablemente, inicialmente asociado al pico de oxitocina que se produce al final del embarazo, esta molécula, ahora como neurotransmisor, facilitó la creación del vínculo entre el bebé y la madre (exactamente sería la figura cuidadora, no importa quien la realice).
Esta muy particular relación íntima, madre-bebe, sería la que posteriormente se trasladaría a otras relaciones. En la adolescencia, y, de nuevo, en el contexto de cambios en las hormonas sexuales, facilitaría la aparición y mantenimiento de relaciones de pareja y relaciones sociales.
Este planteamiento, desde la neurobiología, puede apoyar algunos conceptos psicoanalíticos como la importancia de las primeras relaciones en la infancia como cimientos de las futuras relaciones del adulto o los aspectos comunes entre diferentes tipos de relaciones, como la relación madre-hijo y la relación de pareja.
La vasopresina, la otra “hija” de la vasotocina, también presenta esa dualidad hormona - neurotransmisor. Como hormona, de nuevo de forma paralela a la oxitocina, se sintetiza en el hipotálamo, se almacena en la neurohipófisis y, en este caso, su función es antidiurética. Como neurotransmisor, sus funciones recuerdan a la oxitocina, pero con algunos matices.
La vasopresina está más presente en los machos, mientras que la oxitocina predomina en las hembras, aunque las dos se encuentran presentes en todos los individuos. Ambas participan en la regulación de las relaciones. Sin embargo, la vasopresina se asocia a un mayor componente de agresividad y rivalidad, mientras que la oxitocina se asocia al aspecto del cuidado.
François Jacob, premio Nobel en 1965, comparaba la evolución con un “manitas” capaz de transformar cualquier cosa a su alcance en una pieza con una nueva función (por ejemplo, un brazo en un ala). Siguiendo esta idea, originalmente, la oxitocina estaba asociada a la reproducción y posteriormente sus funciones se ampliaron a las relaciones entre individuos. En un principio, a la relación entre la madre y el hijo y posteriormente a los aspectos emocionales de la pareja y a las relaciones sociales en general.
Referencias
Bibliografía
Eibl-Eibesfeldt, “Human Ethology” Ed. Routledge. 2007
Holmes, J. "John Bowlby and attachment theory". Ed. Routledge. 1993.
Jacob, F. “Evolution and tinkering” Science 196: 1161-6. 1977.
Freud, S. “Tres ensayos para una teoría sexual”. Obras completas. Ed. Biblioteca Nueva. 1981/1905.
Pankseep, J. “Affective neuroscience”.. Ed. Oxford University Press. 1998
Pankseep, J. & Biven, L.. “The archeology of mind”. Ed. W. W. Norton and Company. 2012.
Páginas web
Luis Palacios. "La oxitocina y las relaciones humanas I. Evidencias experimentales". https://www.luispalacios.net/post/la-oxitocina-y-las-relaciones-humanas-i-algunas-evidencias-experimentales
https://es.wikipedia.org/wiki/Oxitocina
https://www.quimica.es/enciclopedia/Oxitocina.html#:~:text=La%20oxitocina%20es%20un%20p%C3%A9ptido,masa%20molecular%20de%201007%20daltons
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