En un grupo donde todos los miembros comparten un gusto musical, o una ideología política o una preferencia por un equipo deportivo mostrar una discrepancia respecto a la "norma" implica asumir cierto riesgo de ser agredido o rechazado.
Cuando un miembro de un grupo discrepa de la opinión general y cuestiona la "norma" plantea una posibilidad de cambio. El grupo desde su resistencia al cambio, de diferentes formas, puede llegar a ser muy agresivo con la persona discordante. En ocasiones, ridiculiza su perspectiva o, directamente, le muestra su rechazo amenazando con expulsarle del grupo. El grupo tiene mucha "fuerza". Habitualmente, consigue que sus miembros se "mimeticen" con la opinión mayoritaria y silencien su punto de vista.
Pero, quizás, conviene contener esta actitud de intolerancia. De hecho, para que un grupo sea un espacio de desarrollo, es necesario que acoja y proteja a los miembros que muestran actitudes discrepantes y críticas respecto a la opinión mayoritaria.
Pensando en los equipos de trabajo, los directivos que no sólo soportan, sino que además alientan las posiciones críticas son poco frecuentes. No es un tipo de liderazgo fácil de ejercer. Sin embargo, estos directivos cada vez son más valorados porque generan equipos creativos con capacidad de innovación.
Comments