El consumo de opiáceos, como la heroína, se asocia a una dependencia de estas sustancias, a la necesidad con el paso del tiempo, de aumentar la dosis de droga para obtener el mismo efecto (tolerancia) y al síndrome de abstinencia si se deja de consumir, que se acompaña de intenso malestar, lagrimeo, anorexia, abatimiento, insomnio y agresividad.
La dependencia de un bebé respecto a su figura materna se caracteriza por el vínculo emocional entre ellos, el desarrollo progresivo de la tolerancia del bebé al alejamiento de la madre, y un intenso estrés provocado por la separación brusca que se asocia al sentimiento de soledad, llanto, pérdida de apetito, depresión, falta de sueño e irritabilidad del bebé e intensa angustia de la madre.
La drogodependencia y la dependencia del bebé respecto a la figura materna muestran llamativos aspectos en común en cuanto al vínculo que se establece, el desarrollo de la tolerancia (ya sea a la dosis en las drogas o a sobrellevar la separación en la relación madre-bebé) y los síntomas que caracterizan la abstinencia o separación.
Estas similitudes no son, lógicamente, una casualidad. Ambos casos, tienen un sustrato biológico en común que involucraría la acción de la oxitocina y el sistema opioide. Por ejemplo, la relación madre - bebé provoca una liberación de opioides naturales (sintetizados en nuestro cerebro) en la madre y en el bebé que son los responsables de la sensación de satisfacción que produce esta relación en ambos. De forma complementaria, el consumo de un opioide como la heroína podría "ayudar" a una persona que se siente abandonado y se encuentra deprimido a "consolarse" y, de esta forma, recuperar cierto bienestar emocional. La oxitocina es una hormona y neurotransmisor que, entre otras cosas, puede intervenir regulando el sistema opioide.
Puedes encontrar más información acerca de este tema en: "Affective neuroscience". J. Panksepp. Ed. Oxford University Press. 1998.
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