La selección de los profesionales es un proceso fundamental en la construcción de un equipo de trabajo. Un error en esta etapa tiene un elevado coste, tanto a nivel relacional, como en el desarrollo de la tarea.
Supongamos que buscamos un ayudante de cocina. Es una persona cordial y amable que se relaciona con facilidad pero tiene pocos conocimientos culinarios. Un proceso de formación de poco tiempo y bajo coste puede ser suficiente para haber conseguido un excelente empleado.
Si por el contrario, se trata de una persona de mal carácter y difícil convivencia, aunque tenga amplia experiencia y muchos conocimientos del oficio, será un profesional incómodo que dificultará la tarea. Esta limitación personal se mantendrá a lo largo del tiempo.
La personalidad de un candidato en un proceso de selección es un elemento clave en su relación con sus compañeros y el director del equipo. A diferencia de los conocimientos técnicos, es muy difícil de modificar y por tanto, cualquier error en este apartado resulta casi imposible de subsanar.
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