Un licenciado en económicas con un máster y un buen inglés puede terminar trabajando de administrativo en un banco. Terminar desarrollando un trabajo que está muy por debajo de la formación realizada es cada vez más frecuente.
Esta situación, supone una fuente de frustración para el profesional. Incluso, no es extraño que la viva con vergüenza. Algo bastante injusto, si se tiene en cuenta, que la mayor parte de la responsabilidad recae en el sistema.
Para una empresa, contratar a un trabajador con una cualificación superior al puesto de trabajo que va a desarrollar es un riesgo. No es extraño que muestre poco interés en su tarea y, en cuanto le resulte posible, se cambie de empresa.
Una reorganización del sistema educativo y laboral podría adecuar el número de profesionales formados en una determinada área a la demanda real del mercado laboral. Se evitarían sufrimientos personales, conflictos laborales y un gasto innecesario en educación.
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